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Editorial

Un viaje entre tradición, identidad y futuro

Este 15 de abril se celebra oficialmente el Día de la Cocina Chilena. Sin embargo, para nosotros es —y debe ser— el Día de las Cocinas Chilenas, porque no existe una sola forma de cocinar en Chile, sino una diversidad de cocinas que reflejan la geografía, la historia, los pueblos y las culturas que conforman hoy nuestro territorio. 


Desde la costa hasta la cordillera, del extremo norte al sur austral, del mundo rural al urbano, cada rincón del país ha dado origen a preparaciones propias, a saberes transmitidos por generaciones, a sabores que definen identidades locales. 

Reconocer esta pluralidad no es solo un acto de justicia cultural, sino también –y principalmente- una forma de comprender que nuestra riqueza gastronómica está en su diversidad, en su memoria viva y en la creatividad de quienes han sabido preservar y transformar estas tradiciones. Hablamos de cocinas que no solo alimentan el cuerpo, sino también el alma, que construyen identidad, que narran quiénes fuimos, quiénes somos y hacia dónde vamos como país.


La historia de nuestras cocinas es también la historia de nuestro pueblo. Desde tiempos precolombinos, los pueblos originarios moldearon un saber culinario ancestral basado en el respeto a la tierra, el uso de productos locales y una relación profunda con la naturaleza. La llegada de los colonizadores, la posterior influencia de inmigrantes y la creatividad del mundo campesino y urbano dieron forma a una cocina mestiza, sencilla y sabrosa, que hoy representa la diversidad de nuestro territorio y cultura.


En el presente, nuestra gastronomía se encuentra en un momento clave. Por una parte, la globalización, nuevas migraciones, las rutinas laborales y el uso del tiempo, entre otros factores, están modificando la forma en que comemos y nuestras preparaciones. Por otra, se ha revalorizado el patrimonio culinario en diversos rincones del país: desde los caldillos del sur hasta los dulces del norte, pasando por los guisos, cazuelas, panes, empanadas y fermentados que siguen vivos gracias a portadoras y portadores de saberes que han resistido el paso del tiempo. El auge de lo local, el rescate de técnicas tradicionales, el trabajo de chefs, cocineras y emprendedores han permitido mirar con nuevos ojos lo que por años fue invisible o subestimado. 


Sin embargo, aún queda mucho por hacer en materia de investigación, difusión y valoración real de la cocina como patrimonio cultural inmaterial. La falta de políticas públicas robustas, la débil articulación entre gastronomía, turismo y desarrollo territorial, y la escasa presencia internacional de nuestra cocina, limitan su potencial. El turismo gastronómico en Chile, por ejemplo, tiene un enorme campo por explorar. Nuestro país tiene todo para posicionarse en el mapa del mundo como un destino culinario: biodiversidad, identidad, historia y creatividad. Pero hace falta visibilidad, formación y una narrativa común que impulse este objetivo de forma sostenida y respetuosa con las comunidades.


Pensar en el futuro de las cocinas chilenas es reflexionar también sobre la educación de las nuevas generaciones, la protección de los oficios y productos tradicionales, el reconocimiento del rol de las mujeres rurales, el acceso justo a los alimentos y la sostenibilidad. Es entender la cocina como un espacio de encuentro, resistencia y transformación. No olvidemos que la cocina nos une, nos devuelve a casa y nos recuerda que, sin importar dónde estemos, Chile vive en cada sabor, en cada historia y en cada mesa compartida.


                                                            Karina Jara Alastuey

                                                                      Periodista

                                               Saberes y Sabores del Cachapoal

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Cachapoal en la Mesa: Tradición, Memoria Viva y Futuro

 La gastronomía es un puente entre generaciones, una expresión viva de nuestras tradiciones y un legado que guarda la memoria de quienes nos precedieron. En la Provincia de Cachapoal esta riqueza se encuentra en los fogones campesinos, en las recetas transmitidas de boca en boca y en las historias que acompañan cada plato. Desde el proyecto Saberes y Sabores del Cachapoal, nos proponemos rescatar, difundir y promover esta identidad gastronómica como una forma de fortalecer el turismo cultural y rendir homenaje a quienes han sido y están siendo sus principales guardianes: nuestros adultos mayores.


La cocina tradicional rural no es solo una suma de ingredientes y técnicas; es también un reflejo del entorno, de la historia y de las costumbres de una comunidad. En cada plato se encierra la sabiduría acumulada de generaciones que, con creatividad y esfuerzo, supieron transformar los frutos de la tierra en una expresión de identidad. Sin embargo, esta riqueza corre el riesgo de desaparecer en un mundo cada vez más globalizado, donde las tradiciones locales enfrentan el desafío de adaptarse sin perder su esencia.


En este contexto, el papel de los adultos mayores es fundamental. Ellos son los depositarios de este patrimonio inmaterial, quienes atesoran las recetas ancestrales, los secretos de preparación y los relatos que dan vida a cada comida. Escuchar sus voces, aprender de sus manos y valorar su legado es un acto de justicia cultural y una oportunidad única para preservar nuestra identidad.


El proyecto Saberes y Sabores del Cachapoal busca no solo registrar estas prácticas culinarias, sino también revalorizarlas como un recurso para el desarrollo del turismo cultural. La gastronomía tradicional no solo atrae visitantes; también fomenta un sentido de pertenencia en las comunidades locales y genera oportunidades económicas sostenibles. Al rescatar los sabores del Cachapoal, estamos también cultivando un futuro donde la tradición y la innovación convivan en armonía.


Invitamos a toda la comunidad a ser parte de este esfuerzo: a conocer, disfrutar y difundir nuestra cocina tradicional. Recordemos que cada plato preparado con amor y transmitido con orgullo es una forma de mantener viva nuestra historia y de compartir con el mundo la riqueza cultural de la región de O'Higgins. En los sabores del Cachapoal se encuentra no solo el pasado, sino también el futuro de nuestra identidad.


                                                  Equipo Saberes y Sabores del Cachapoal

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